Liminalidad: Enseñando con Tecnología en la Facultad de Derecho



Ahora, nadie necesita recordar donde leyó algo, el buscador lo encuentra. Ya no necesitamos saber los números de teléfono, están agendados en el celular. Ya no hay que memorizar el conocimiento, siempre está, a un click de distancia, objetivo, subjetivo, colectivo, conectado, accesible cuando se desee, ya revisado y controlado, o recién creado. El paradigma del conocimiento sobre el que se diseñaron y construyeron muchas carreras universitarias ya no existe.
La Universidad de Buenos Aires, no es ajena a estos cambios. Acompaña a los alumnos desde los primeros pasos, pionera con su programa UBA XXI en el CBC, desde 1985.

Casi veinte años después, la Facultad de Derecho, reformuló en 2004 el plan de estudio . Los nuevos Objetivos generales de la Carrera de abogacía se alinearon con la necesidad de profesionales mucho más humanos y críticos: asegurar que los egresados comprendan sus responsabilidades políticas, jurídicas, sociales y éticas referidas a su actuación como operadores del derecho, que faciliten a la ciudadanía el acceso a la justicia, a un modo de resolución de los conflictos en un estado democrático de derecho. También se espera que adquieran técnicas de análisis jurídico, de resolución de problemas, de negociación y solución de conflictos, técnicas de comunicación oral y escrita, de interpretación y argumentación, la comprensión y el análisis crítico de los principios básico del derecho público y privado, la adquisición de conocimientos y habilidades propias del campo de las Ciencias Sociales, y que fomenten la formación continua para la comprensión de adelantos científicos futuros, en un ambiente de libertad, justicia e igualdad de oportunidades entre todos los habitantes.
Si bien cambió el plan para adaptarse al posible perfil profesiones del siglo XXI, en 2019 el diseño de las aulas, de los bancos sigue siendo el mismo. Comisiones multitudinarias, largos bancos, inamovibles, enfrentando al docente que imparte la clase. No hay mucha posibilidad de trabajo en equipo, de circular por el aula, y la conexión a wifi colapsa cuando hay más de 10 alumnos conectados.
A pesar del gran esfuerzo de algunos docentes por incorporar tecnología en la enseñanza, la mayoría repite y usa la misma estrategia pedagógica con la que aprendió: clases magistrales, libros y apuntes.
Pero hay un cambio que se está gestando, late en la plataforma virtual, pugnando por empezar a despertar y extenderse. Para algunos profesores acecha como Hidra y le temen. Otros intuyen su sentido y empiezan a incorporar tecnología, entendiendo este período de liminalidad (del latín limes "límite" o "frontera") en el que no se está ni en un sitio ni en otro. Este umbral, entre una cosa que se ha ido y otra que está por llegar. Este lugar liminal, que tiene una arista personal y otra grupal. Este estado de apertura y ambigüedad que caracteriza el intento de incorporación de tecnología por los inmigrantes digitales, al servicio de los futuros profesionales.

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